Cambiar de casa, en gran parte de los casos, es genial. Casa nueva, muebles nuevos, vida nueva. Pero para llegar hasta ahí primero hay que hacer una mudanza, y las mudanzas, la verdad, son lo peor. Porque a no ser que seas Monica Geller o Marie Kondo seguro que te hundes en la miseria cada vez que te toca volver a empaquetar cajas, hacer maletas, limpiar a fondo, transportarlo todo y luego vuelta a colocar. Todos lo hemos sufrido alguna vez —sobre todo si has estudiado fuera de casa y has estado de aquí para allá— y por eso sabemos que cualquier ayuda es poca. Gracias a todos esos amigos que han arrimado el hombro alguna vez y odio eterno a los que solo han llevado una caja casi sin peso y han terminado diciendo que tampoco ha sido para tanto. Si ahora mismo estás de mudanza, te compadecemos. No vamos a decirte que ni nosotros ni estas ilustraciones vayan a ayudarte, pero eso sí, al menos podrás identificarte con el drama ajeno, que eso siempre está bien.
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